El aire llega envuelto en la dulce fragancia que hace recordar a la miel, transportandote a la niñez.
El abuelo traía escondida una fuente de barro. Yo le había visto entrar y corrí hacía él, -¿Qué es, abuelito?, ¿qué traes?-. El sonreía malicioso y contestaba, -Nada, nada.
Cuando por fin accedía a mostrarnos el contenido de la fuente, la boca se hacía agua: un panal. Corríamos a la sombra de la parra y sentadas, mojabamos nuestros dedillos en la dulce golosina derramada, para después ir lamiendo cada unos de ellos.
Cuando por fin accedía a mostrarnos el contenido de la fuente, la boca se hacía agua: un panal. Corríamos a la sombra de la parra y sentadas, mojabamos nuestros dedillos en la dulce golosina derramada, para después ir lamiendo cada unos de ellos.
Con su navaja troceaba la cera y nos daba. Al mascarla podias libar toda la miel de cada una de las celdas.
"Dulces recuerdos de niñez.
Entre soles y almendros: néctar dorado para la vejez.
Chiquilla, ¿quieres miel?,
para verano una orza te llevaré,
y el azabache de tu mirada en mi corazón prenderé."
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