Juan Medina, mamá, el abuelo y Elisa (al fondo) 1.971
En la puerta de la casa, Ramón el pescadero. Junto a él, Ana y la niña de espaldas es Lourdes. En la subida, Angelitas, mamá y la Inma.
A la derecha estaba la casa de Angelitas. Ella era hermana del Boticario, estaba soltera, y se ganaba algunas pesetas vendiendo hilos y agua de colonia. Estaba enferma de los bronquios pero eso no la limitaba, siempre estaba contenta. Nunca pasé de la entrada de su casa, cuando mi madre nos mandaba a comprar algún que otro hilo ó cuando acompañábamos a Lourdes, a comprar igualmente.
Ironías de la vida, hoy día es mi casa.
Laura, la madre de Lourdes, la llamó con voz potente, desde la calle de arriba, donde vivían. Los “MariaLourdes” se repetían y volaban de calle en calle. Nosotras sonreíamos maliciosamente.
Lourdes ha estado con nosotros desde siempre. La relación con la familia de Elías “el correo” era muy estrecha, de hecho una hermana de Laura, Pepa, estaba casada con un hermano de mi abuelo, Gabriel, por tanto teníamos tíos y primos en común, vivíamos muy cerca, de la misma edad que Inma, así que formábamos un buen trío.
Han pasado muchos años, casi una vida, y Lourdes a formado parte de la mía desde un principio, ella me dio la idea de escribir sobre
todo esto que ahora cuento, pero son tantas las vivencias que creo algo se perderá entre los recuerdos, nunca en el olvido.
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